La Caja Borracha de Poesía Abierta

Poesía abierta significa conmoción. Semánticamente, está cerca de alguna definición pretendida de arte, pero no aspira a la vanidad de tal término. Poesía abierta es distracción sublime, es aservo de manifestaciones de insatisfacción, es expresión estética inscrita en linderos amplios del juicio sobre lo bello.
¿Qué se saca de una Caja Borracha de tal cosa? Haga usted la prueba, que lo ácido no va a pelarle la mano, que de pronto sí el ojo, y si nuestros humildes girones llegan a feliz efecto, el espíritu.
Bienvenidos. 713

La dama blanca

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Retrato de Carolina Cárdenas Núñez “Oleo sobre lienzo. De Francisco Antonio Cano. 1930.

Pasando por la exposición “ante tus ojos, Francisco Antonio Cano” llevada a cabo en el museo de Antioquia para conmemorar al primer artista profesional en Antioquia y cerrajero de la modernidad para nuestro arte, me encontré con una mujer enigmática. Los detalles de nuestras vidas quedaron por completo en el olvido para simplemente mirarnos. Pálida es su piel, resplandece ella sobre esa fina pared roja, su rostro es delicado como un preludio a un concierto de invierno. Su cabello dibuja unas sensuales curvas al igual que el blanco vestido que lleva puesto, descubriendo algunos rasgos de su silueta. Su pose es quieta, mas no rígida porque en la frescura de su rostro se dibuja un movimiento en sus labios que invitan a guardar silencio y dejar las palabras para otro día, afuera en el jardín o en algún sueño.

Aquel encuentro fue cautivante. Recuerdo aquella mujer como ese rastro de inocencia dibujado en este mundo borroso. Tal vez mis palabras son demasiado idealizadas ante esta mujer, mas aun cuando he dedicado versos y gotas de tinta a seres toscos y carentes de curvas a diferencia de la señorita a la que van dirigidas estas líneas, solo que es innegable su brillo en este manto sombrío. Aquel rostro puede hablarnos de una persona anónima, una niña de alta sociedad dibujada por el consagrado artista. Pero si nos ponemos a analizar más a fondo quien fue su persona, nos encontramos con una de las mujeres que dejo una huella en el arte colombiano, aunque ya pasados los años volvió a dibujarse en la arena. Su nombre es Carolina Cárdenas Núñez. Nacida en Bogotá en 1903, cuando el país aun no se recuperaba de un derramamiento de sangre que duro Mil Días y como si se tratase de una fabula irrisoria un gran canal declaro que panamá yo no era territorio colombiano. Llevada a Londres por su abuelo allí realizo sus estudios en primaria y secundaria. De regreso al país Ingresa a la escuela de bellas artes de Bogotá en 1928. Dueña de una gran dulzura y simpatía, se destaco por sus dibujos de línea firme. Señalan algunos las bondades de su trabajo, donde el silencio, la limpieza, voluptuosidad y nitidez dan a sus dibujos y cerámicas un toque muy personal. Sin embargo la muerte la sorprende en plena juventud cuando cae en una calle cerca al consultorio de su antiguo esposo, el médico Jaime Jaramillo en 1936. Una aparente meningitis apago su encanto. A pesar de que su muerte causo conmoción y tristeza en la sociedad Bogotana de aquel entonces, su obra quedó en el olvido. Solo hasta 1997, el Museo de Arte Moderno de Bogotá con la exposición “Colombia en el umbral de la modernidad” volvió a ser revalorada como artista.


"Mujer botellita" 1934


"Armonia" 1932. Ceramica y dibujo realizados por Carolina Cardenas Nuñez.

Sorprende entonces que aquella aura de misterio revelara un ser inquietante y sensible. Viendo también el rostro de Carolina y ubicándonos en un contexto socio- histórico, refleja esa esperanza que nacía entre los años 20 y 30, cuando la industria empezaba a dar sus frutos queriendo salir de aquel carnaval dantesco que hiso estallar al país en los primeros años del siglo XX. ¿Simboliza este retrato la esperanza de un pueblo? Puede que sí, aunque en este momento otros son los iconos de “redención”. Acudimos por desgracia a la romería de falsos héroes que pregonan, como si fuesen suyas, las palabras del profeta para argumentar su permanencia en un palacio de mármol. Yo mejor me atrevo a decir que es también una experiencia sensorial, sabiduría y enigma dibujados en un rostro. Si Da Vinci pinto a la mona lisa y Klimt con gran prodigio retrato a Abdele Bloch – Bauer y pasaron a ser emblemas del arte, “Retrato de carolina Cárdenas Núñez”, pintado por Francisco Antonio Cano en 1930, es un gran retrato, sin duda alguna una mujer bellísima, pero no como aquellas que frívolamente tiñen su cuerpo con silicona, es esa belleza enigmática y sabia, la que me invita a tener un monologo extenso y silencioso con ella, la dama blanca.


Con Carolina Cardenas Nuñez, iniciare una serie de escupitajos y observaciones escritas por su servidor, sobre mujeres en el Arte Colombiano, haciendo homenaje a su magia creadora.
PIPE ZAPPA.

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