La Caja Borracha de Poesía Abierta

Poesía abierta significa conmoción. Semánticamente, está cerca de alguna definición pretendida de arte, pero no aspira a la vanidad de tal término. Poesía abierta es distracción sublime, es aservo de manifestaciones de insatisfacción, es expresión estética inscrita en linderos amplios del juicio sobre lo bello.
¿Qué se saca de una Caja Borracha de tal cosa? Haga usted la prueba, que lo ácido no va a pelarle la mano, que de pronto sí el ojo, y si nuestros humildes girones llegan a feliz efecto, el espíritu.
Bienvenidos. 713

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Titulo: Cow Boy
Autor: Pipe Zappa
Tecnica: Dibujo hecho en paint
Fecha: 2009

Traducciones

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Quiero descifrar
Las palabras que salen de mis ojos
Oraciones
Suplica delirante
Recitada en el santo éxtasis.
Suspiro que corta tu llanto
Cuando estamos unidos en plena efervescencia
Sexo que emanan tus manos,
Esas que tocan la pared roída
Antes nos separaba
Ahora somos dos sombras que se besan sobre ella.
Palabras
Sentencia de muerte
Señal de vida en la rama seca
La que arrulla a la novia triste.
Quiero saber que nube
Sale de mi boca cuando te miro,
Alfabeto extranjero
Escondido en el reino de mi subjetividad.
Corona de barro
La que adorna la cabeza
De la reina subterránea.
Poesía
La que canta su ángel de la guardia, custodio de sus pasiones
Quiero saber que veo
Cuando desciendes de la montaña de chatarra
O cuando arrancas la baraja de leyes
Mejor aun
Cuando desteñimos la bandera con nuestro llanto
Todo eso
Bello escritor de ficciones
Que leen los pájaros posados en tu ventana,
Lo podre aclarar cuando me digas tu nombre.

Evidencia

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No había vuelto a leer ningún periódico. No sabía nada de lo que pasaba afuera. Se había quedado encerrada en su habitación, tirada en la cama. Llovía mucho, las montañas y sus diminutas casas eran cubiertas por la niebla. Afuera, el agua borraba las huellas de los que llegaron tarde a sus casas. Ella seguía ahí tirada en una cama, desnuda, mirando al vacio. En la mesa de noche habían muchas fotos de cuando ella era niña, de sus amigos, de paisajes hermosos como esos cuando uno va al oriente antioqueño. aunque una foto en particular de un chico apuesto con cierta cara de cinismo rasgada y rayada con al parecer labial rojo, reposaba en la mesa. También una carta que fue leída con rabia porque estaba algo arrugada, tal vez era una despedida .Aquel bodegón fue complementado con un frasco blanco, estaba completamente vacío. Nadie fue en esos días a visitarla, igual no estaba de ánimos para ser anfitriona. Comió poco, unas cuantas migajas de arepa daban cuenta de su poco apetito. Lo que si había por montones y regadas en el piso eran colillas de cigarrillo, Marlboro para ser exactos, una copa grande y Botellas de vino francés, todas vacías, tenia buen gusto. Estaban amontonadas y regadas en una esquina al extremo derecho de la cama. El televisor estaba prendido; las noticias, telenovelas, muñecos, propagandas de jabones, carros y recompensas a quien diera información de los más buscados, poca variedad en la tele, como siempre. El día pasaba y una mosca se poso en su cuerpo, quiso ver esa belleza de la que muchos habían comentado. Estaba dormida. Un fuerte golpe y unos hombres con lentes oscuros, gabán y otros más formales de uniforme entraron y rodearon toda la habitación. La mosca espantada salió volando, los visitantes empezaron a tomar fotos, a recoger las basuras y las metieron en unas pequeñas bolsas transparentes con mucho cuidado, dos hombres la miraron con cierta frialdad y mirándose fijamente, dijeron: Suicidio.

La Baraja

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Un par de compadres barajan las cartas en la oscuridad de la media noche. Dos costeños para ser exactos, que se vinieron pa este vacío rodeado de montañas ¿De qué estaban hablando? No tengo la certeza, porque solo escuche murmullos, era tarde y que pena de los vecinos hablar tan duro a estas horas, mas fácil dejan gritar a un político que a un par de amigos. Pusieron las cartas sobre la mesa, y un silencio invadió la partida. Tal vez los compadres se percataron de que en esas cartas estaba escrito cada detalle de sus vidas.

Decimotercer borrador

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Él entra en la casa
ella lo mira con indiferencia
él le pregunta por el punto de fuga
ella le contesta con una mueca
él no comprende tonos insinceros
ella mira el suelo y finge estar ocupada
él le toma el hombro y le pide una carta
ella le da un comodín sin baraja
él le pide un sueño de caminos despejados
ella gira hacia él dándole la otra espalda
él exige el momento de las reivindicaciones
ella se queda parada y en el cuarto suenan risas
él corre destrozándolo todo
ella le extiende las manos tratando de atraparlo

cómo se destruye a golpes
la casa de la fortuna

Él patea tarros oxidados que están por doquier
ella le lanza dardos con dosis de sopor
él destroza obras dominadas por la firma
ella arrastra vendavales interinos
él salta sobre las mesas tirando al aire pápeles grises
ella se queda parada y en el cuarto suenan gritos
él se muerde un dedo y ensangrienta las paredes
ella empieza a exasperarse e inunda la habitación
él ya no tiene oxígeno y parece desfallecer
ella va hacia su cuerpo y le da respiración
él reacciona expulsando heces en tos
ella lo mira compasiva y le otorga la videncia

él decide ser el azar
ella se queda quieta y en el cuarto suena un llanto

Retorno

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De nuevo, como a los 17, llorando por nada. Y esta vez más ebrio de angustias sin nombre, más alevosos los dedos en su cuero cabelludo y más saturadas sus vías respiratorias por vendavales de congoja. No había otra salida, había que regresar. Fue a casa de la madre y le dio un somnífero, ella tenía que permanecer viva hasta que el retorno estuviera completo. Tendió a la madre sobre una mesa y no tardó en irritarse ante lo difícil que resultaba ascender por su sexo. Lamentablemente la idea, bellísima desde un punto de vista simbólico, tuvo que ser abortada con apenas una pierna introducida en el cuerpo desmembrado de la madre, cuyos gritos pavorosos devolvieron al hombre a estados de cordura corrientes ajenos a su asunción mística, no dejándole otra opción más que el suicidio, abandonando a la pobre mujer a la espera del fin. La policía encontró la escultura del retorno cuando ya las lágrimas de la progenitora habían secado.

Viaje de ensoñación

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Viaje de ensoñación
Pipe Zappa
Homenaje a Manuelito, que ahora anda sin cuerpo y sin dolores.

Allegro

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De Pipe Zappa

El domingo la ciudad se repone de su resaca, la noche había sido testigo de un aquelarre. Los borrachos, ilustres cronistas del absurdo, se alzaron la bata las señoras, del pago solo quedó el lamento de días venideros. En este país y en estos tiempos el bolsillo vacío se ha convertido en algo inherente a nuestra condición, tanto que ha sido propuesto como análisis de los ilustres académicos, aunque prefiero el punto de vista del borracho.

Bueno dejemos a un lado el tema económico y continuemos con nuestra escena dominguera. Parque de Bolívar, donde el libertador se levanta airoso en su manto de óxido y mierda de palomas blancas, como las que dibujan los generales genocidas. Diez de la mañana. El sol seca los adoquines mojados por el rio que se salió de su cauce. Las palomas, otra vez ellas, huyen de la excomunión para perderse en las cortinas de barro. Tinto y cigarrillos vende la doña y se sienta la dama en la banca. Su vestido rojo lo confeccionaron en un almacén de Junín con tela robada de la sacristía de la catedral Metropolitana, pobre del clero desnudo, pero las Santas Escrituras satisfechas con vestir al prójimo con sus palabras humildes y redentoras. Era una mujer de fino caminar, con algunas décadas marcadas en su piel, pero ese encanto tan particular y esos grandes labios llenos de humo, la hacían centro de todas las miradas.

Se puso a escuchar la retreta. Deliró con Bach y una sonata de Chopin tocó ella en el sendero. Sus dedos eran teclas invisibles que le componían una sinfonía al viento. La gente miraba extrañada ese concierto silencioso, pero ella, inmersa en el pentagrama de sus fantasías, seguía entonando sus sombras. Un coqueteo al violín, sus dedos esmaltados acariciaban con complicidad las cuerdas de una guitarra. Tilín, sonaba la campana de su lengua, pompomropompom retumbaba su vientre, trompetas su labios que le susurraban insinuantemente a los mozos de fina estampa. Y para amenizar dicho recital, su voz de soprano como si fuera la Callas nadando en una alcantarilla. Los músicos de traje, enojados con su ego, interrumpieron su recital dominguero. Ella, la dama de rojo, seguía en su tarima celeste entonando con una memoria prodigiosa las notas inspiradas en la hoja que cae sobre la granada. Compositora innata, cada domingo se va a ver a sus antiguos compañeros de conservatorio, a quienes abandonó por el aplauso de anís y los borrachos del parque que bebían con ella mientras le cantaba sus sueños a sus amantes y a la confidente locura.

Todos los Dias

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Maldecir otra vez...
...Ruega y di al demonio
cual es el problema,
el maldito problema
que pudieses tener hoy:

Es el calor infernal
quien al olvido atrae
en llamas bipolares
de ignorancia momentánea...
...Es el supuesto saber
quien afecta el espacio
en una arrogante y oscura voz
rompiendo la distancia del saber.

Ignorantes situados
en la multivida individual.

Y es mas fácil hoy decir
qué medicina estudiar,
que atender al comensal.